"Aquel que no puede aullar, no podrá encontrar su manada." (Charles Simic)

domingo, 31 de enero de 2010

Navegando el hielo



Esquiar es otra forma de"navegar"...
Deslizarse en la superficie blanca se me antoja una navegación singular, en contacto con el mar de hielo...
Inclinar el cuerpo, sentir el viento gélido, dejarse acariciar por el sol de la alta montaña y percibir el frío mientras te deslizas como en un baile, sobre el blanco impoluto...
El equilibrio de tu barco sobre el Gran Azul; el equilibrio de tu cuerpo sobre el inmenso blanco...
Muchas veces, mientras bajo por las pendientes heladas, canto. Canto a gritos o tarareo bajito alguna canción y me deslizo al ritmo de la música como una danzarina...
Me gusta acceder a las alturas nevadas, confundirme en el paisaje , dejar volar la mente mientras cierro las fijaciones, ajusto la chaqueta y me coloco de nuevo los guantes, con las manos heladas porque he estado fumando un cigarrillo contemplando el horizonte.
Cruje la naturaleza helada bajo el peso de mis esquíes, como un hojaldre recién sacado del horno y en cada viraje, levanto nubes blancas como de azúcar cuando el gran manto está cubierto de polvo helado...
Y a veces, sin poder evitarlo, recojo un puñado fresco que brilla al sol como un diamante, lo huelo, lo paso por mi cara y así, a escondiditas, le doy un mordisco saboreando el frío mientras se derrite en mi boca...
Como saboreo alguna que otra vez un roción salado de los que me regala el Gran Azul, como si de un bocado fresco de cualquier cosa en salmuera se tratase...

Y soy feliz; navegando el mar, navegando el hielo, navegando el aire, navegando la vida, navegando...el corazón.

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