"Aquel que no puede aullar, no podrá encontrar su manada." (Charles Simic)

domingo, 10 de mayo de 2009

Gaviotas...

" Mientras juegan las gaviotas con la brisa del océano,
mis ojos viajan, impregnados de horizonte,
donde los caminos no terminan nunca.
Y las olas se acercan a mis pies,
y los graznidos ensordecen de lluvia fresca mi alma."

Es una gaviota resabiada. tiene hasta nombre:se llama Carmen.Se acerca al retaurante que está en la punta del Faro del Cabo de la Nao y no es demasiado paciente. Se sitúa en el poyete que separa las mesas del abismo y...espera...

No es paciente, ya lo he dicho. Si descubre que nadie se percata de su callada espera, no se lo piensa... En un descuido se lanza sobre la mesa y pilla lo que puede, alzando el vuelo.

¿Depredadores?

Hace ya unos meses le di de comer un día precioso , plateado y azul ,bajo la mirada atenta de alguien que me observaba desde el otro lado de la mesa con ternura...

Hoy he ido a buscarla, a Carmen; hoy, un día triste y gris...

Me he acercado al restaurante y como estaba cerrado he saltado el muro de acceso por el otro lado y me he sentado allí, sobre el poyete, esperándola...

Miraba el horizonte líquido , cerraba los ojos y me dejaba llevar por la ensoñación. Hubiera dicho que el sol me hacía cosquillas como aquel día, que el corazón me latía deprisa como aquel día, que todo era como aquel día luminoso y mágico...

Carmen estaba cerca posiblemente. Cuando las lágrimas resbalaban por mis mejillas y me he sentado en el suelo dando la espalda al Gran Azul, un aleteo poderoso se ha batido detrás de mí.

Me he levantado y ahí estaba Carmen. Yo llevaba un trozo de pan en el bolsillo ,que había previsto para la ocasión y he extendido mi mano como aquel día; esta vez sin tener sobre mi la mirada tierna de otro ser de agua...

Carmen me ha mirado, se ha acercado a mi mano extendida y ha cogido el pan dulcemente, de un modo suave...

Hubiera dicho que en algún instante, los ojos amarillos de Carmen me miraban con ternura, como aquel día me miraban los ojos verdes ámbar del que amaba...

Luego, tras unos minutos de observación mutua, ha elevado el vuelo perdiéndose en el abismo del Cabo y yo, que vuelo con el alma mundos de sueños, habría deseado seguirla para alejarme en el horizonte azul y que la brisa de la tarde secase , terminase con mis lágrimas...

Depredadores...

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