"Aquel que no puede aullar, no podrá encontrar su manada." (Charles Simic)

domingo, 4 de septiembre de 2011

Ia orana...


Ia orana o lo que es lo mismo: Buenos días en tahitiano...
Y en un par de semanas más, daré los buenos días, en el turquesa inmenso de las Islas de Barlovento, en tahitiano...como está mandado....
Es difícil describir lo que siento ultimando los detalles de este  sueño a punto de materializarse. No sé si estoy nerviosa, pero me invade un cierto cosquilleo en el estómago, cada vez que me siento frente al ordenador y contemplo las bellísimas imágenes de lo que será nuestra navegación por las Islas de Barlovento del archipiélago de las islas Sociedad, Ese cosquilleo de mariposas que a veces sentimos por otras razones, revolotea dentro de mí y lo cierto es que no debería extrañarme porque:¡estoy enamorada de este sueño!.
He tardado en diseñarlo, en darle forma, más de seis meses; buscando información, alternativas, ofertas de vuelos, coordinando llegadas y salidas, navegación, sorpresas, recogiendo todo ello en un interminable dossier que ha ido engrosándose poquito a poco.
Organizar un viaje de este tipo, para cuatro personas, es en cierto modo, una responsabilidad, cuando con lo único que cuentas es con la ilusión, la informática y una absoluto desconocimiento de lo que son las innumerables islas del Pacífico Sur. Huir de los entornos más masificados a nivel turístico, buscar precio en los aviones intercontinentales, arañando ofertas, cuadrar milimétricamente las llegadas y las salidas,la navegación a vela, los lugares dónde quedarse un par de días tras ésta, ha sido todo un desafío para alguien que está acostumbrada, como yo, a organizarse un viaje para ella solita, en  un par de días, simplemente contratando una buena oferta de vuelo, e improvisando casi el resto...Y si no todo resulta, pues...a adaptarse, porque a fin de cuentas es lo que tiene viajar sola y a la aventura: que no le afecta a nadie más que a ti.
He estudiado minuciosamente los mapas de las islas, los "motus", cuadrando un recorrido de un par de semanas, día a día...
Y hoy, cuando ya no queda nada; cuando el sueño está a la vuelta de la esquina, he empezado a memorizar las frases básicas, como ya lo hice en otras ocasiones con idiomas igual de complejos.
Y claro está que en francés nos moveremos estupendamente por las islas, pero quiero dar los buenos, días, las gracias, manifestar mi alegría y dar las buenas noches, eso como mínimo, en el idioma ancestral del archipiélago...
Esta vez,acompañada por el abrazo cálido del hombre que comparte mi vida y mi sueño y por la ilusión de dos amigos con quién compartimos este viaje, sé que todo será diferente a la mayoría de mis viajes anteriores en los que sólo tenía que ponerme de acuerdo conmigo y disfruto pensando en ello...
Imagino que a él no le hará mucha gracia que yo quiera nadar entre los tiburones, o darle de comer a las mantas raya, pero seguro que compartiremos una navegación a vela deliciosa, atardeceres, buceos, vainilla y flores de tiaré, luego si al final tengo que renunciar a los tiburones, renunciaré jajajaj.
En mi memoria, vívidos, siguen lugares como "La grieta" en Galápagos, dónde los tiburones más jóvenes ascienden desde el fondo de la misma cuando mueves los pies, y los ves subir mientras Peter, uno de los buzos más antiguos de las Islas Galápagos te dice que tranquila, que no pasa nada... 
Los encuentros con los lobos marinos, tan "frente a frente" que puede olerse su intenso aliento a pescado, jugueteando en el agua con las crías hasta que una madre inmensa hace acto de presencia y a una le faltan aletas para correr hasta la popa del barco...


Definitivamente, puede que esté algo trastornada jajaja, o simplemente puede que en una anterior reencarnación, yo fuera un bicho de agua... No lo sé, pero si sé que por todos los medios, intentaré convencer al Lobo, de las bondades de....los tiburones....
Ia orana...



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