"Aquel que no puede aullar, no podrá encontrar su manada." (Charles Simic)

miércoles, 10 de marzo de 2010

Organizando...




Pues sí; tengo un "ataque" de ...organización...


Llevo varios días desmontando armarios, subiéndome a los altillos, vaciando cajas, desechando objetos, ropa, papeles, fotos y lo más curioso es que estoy disfrutando dejándome llevar por este "ataque de limpieza".

Creo que no me ha dado así porque sí, sino que no es más que la consecuencia de lo que llevo viviendo estos últimos meses en los que tanto ha cambiado mi existencia.

¿Me volveré minimalista?. Lo dudo; definitivamente es poco probable que me reconvierta porque una , a estas edades mías, ya no cambia, pero lo cierto es que cada día estoy aprendiendo que no necesito ni un diez por ciento de las cosas que duermen en mis armarios...


Imagino que todo empezó cuandó decidí empezar a limpiar de cosas inútiles los rincones de mi alma . Y todo, por culpa de mi...cardiólogo y sus teorías...

Decidí despojarme de alguna que otra emoción de esas que se nos instalan , de algún que otro sentimiento de nostalgia, de unos cuantos dolorosos momentos que se escondían entre los pliegues del alma, de varios episodios carentes de sentido pero que ahí seguían y lo cierto es que empecé a sentirme mucho más liviana...

Decidí sacarle brillo a los hermosos instantes de vida, guardarlos en cajas protegidos por celofanes de colores y sonrisas, ordenar los abrazos de mis amigos en estanterías con puntillas, clasificar los momentos de complicidad en archivos perfectos, quedarme sólo con los besos que nacen de la ternura para depositarlos en sacos de terciopelo, colgar en perchas de ámbar tantos y tantos momentos vividos y recordados...


Hoy, esa labor continúa en casa y me sorprendo viendo cómo se ha desarrollado esta especie de virus (jajaja) que me hace desprenderme de todo lo que no necesito desde hace ya tiempo, pero venía conservando por ese espíritu que es común a los "cangrejos del zodíaco"...


Creo que mi "faro", la nueva cueva abierta al Gran Azul en esas tierras asturianas y el vivir literalmente entre dos mares tiene mucho que ver, por no hablar del espíritu minimalista del hombre al que amo, que adora los espacios abiertos dónde poder moverse libre, como se mueven los lobos...


Al final, una no cambia por amor, pero abre huecos en los armarios, se desprende de chismes y no llena el nuevo salón de cachivaches y hasta consigue dar los buenos días sin tener una taza de café delante, tema, éste último, que no deja de sorprenderme.
Y es que el Amor...siempre trasciende...

1 comentario:

  1. Y yo que lo que quiero es hacerme un artilugio para colocar mis bolsos en un armario y teniendo ya los laterales preparados con tela para hacer algo como la imagen que tu tienes.. caí aqui, de lo que me alegro porque tu escrito me ha gustado mucho asi que no debo pasar sin decirtelo.es bonito ponerse a ordenar por que con ello el alma respira.Un saludo!!!

    ResponderEliminar

Gracias por entrar para que pueda mostrarte una parte de mí.