"Aquel que no puede aullar, no podrá encontrar su manada." (Charles Simic)

miércoles, 11 de enero de 2012

Rebeldes con causa...



Mi hijo se encamina a sus veintiseis y ésta era yo a su misma edad... Fotos que volvieron del pasado de la mano del que amo...
Recuerdo como si fuera hoy mis enfurruñados despertares que se paliaban un tanto con enormes tazones de café con leche y poco ha cambiado mi forma de asomarme al día. De hecho , cuando mis hijos, estupendos negociadores, necesitan algo de mí a tempranas horas de la mañana, y no precisamente consejos sino normalmente "pseudosablazos", me traen un café con leche delicioso y humeante, acompañado de una enorme sonrisa y un cálido "Buenos días, mami", y por más dormida que esté, soy absolutamente consciente en ese instante de que el día, me va a salir...caro.
La foto me trae también, vívidos recuerdos de mi profunda rebeldía, que treinta años después no se mantiene tan inalterable como mi necesidad de café con leche al despertar, pero sigue habitando en mí, al margen de esa tan traída y llevada madurez asociada a los años... 
Los acontecimientos de este país, que vamos constatando un día tras otro, gracias a la "ordenada dosificación" que de ellos hacen los que los gestionan , sean políticos, analistas o banqueros, están haciendo que ese Alien que vive en mí, despierte de un cierto letargo nacido de la dichosa adaptación al medio y empiece a declararme de nuevo , una rebelde, pero con causa.






Y vuelven a mí las palabras, inocentes de una canción de mis veinte años y es entonces cuando de nuevo, "quisiera ser como el niño aquel que es feliz, y soñar y vivir..." ,pero no nos dejan, y hoy, los rebeldes de cualquier edad tenemos más de una y mil causas...
Por eso, sin parpadear, sin ser maternalmente correcta, asumo en silencio la rebeldía de mis dos hijos y no me hace falta volver al pasado de mis 26 para entenderles por más que a veces, intente neutralizarles... Lo cierto es que como dice Sabina en su canción, les sobran los motivos y en este mundo nuestro, la rebeldía ya no es una cuestión de edad, sino más bien una cuestión de...principios.

domingo, 8 de enero de 2012

Vértigo...



Parece que la vuelta a la realidad de este mundo mío desde el Paraíso perdido de los jardines de coral de Huahine, no me ha sentado demasiado bien...
Al final, la cincuentena, las muchas horas de trabajo no siempre en una ergonómica posición de mi espalda frente a las pantallas , el peso de lo acarreado y por qué no decirlo, mis aficiones deportivas,  algunas de ellas de esfuerzo físico notable, han hecho que una de mis vértebras ande un poco al tun tun y eso me ha llevado a conocer por primera vez, el mareo y...el vértigo en su estado físico.
Cuando el suelo se inclina como si cayeses por un precipicio; cuando las paredes giran como si estuvieses en una noria de alta velocidad; cuando no sabes si estás sentada o de pie, experimentas el ...vértigo.
-"Vertigo a que el mundo se pare", dice la canción de Ismael Serrano...
Pues no: vértigo a que no deje de moverse a tu alrededor mientras intentas mantenerte en pie...
El vértigo está remitiendo poco a poco pero todavía tengo una sensación de indefensión física que me acompaña a cada movimiento por aquello de la famosa incertidumbre: ¿Me va a volver a poner el mundo al revés?.
El mundo...ya está del revés en estos últimos tiempos y la incertidumbre está entrando sin llamar a la puerta en muchos hogares de este país nuestro y en muchos corazones...la desesperanza...
He estado un par de meses sin escribir porque el malestar no daba demasiadas opciones y lo que al parecer no era recomendable era estar cerca de la pantalla, pero al final, recuperado el equilibrio, todo vuelve a su sitio y mi sensación de vértigo ha dejado de ser física, para convertirse en algo mucho más profundo, más de dentro, como si viendo lo que me rodea, una sensación de vacío lo envolviese todo y a todos.
Cuando el vértigo llega a la vida de una; cuando el oído y sus devaneos nos hacen perder las tres dimensiones, no queda más remedio que reinventarse...El mundo se vuelve caprichoso y oscilante y a veces se convierte en una enorme montaña rusa donde el suelo es el cielo y el cielo un abismo...Eso es el vértigo.
Toca reinventar la forma de agacharse, toca no mover demasiado la cabeza o cerrar los ojos cuando el mundo se pone a girar...
Ahora, tras la tregua navideña llena de sonrisas y buenos deseos, toca enfrentarse a un año que se me antoja hostil y lleno de desafíos, y todo ello, manteniendo el equilibrio por más que de algún modo, el "oído" de esta mal llamada sociedad del bienestar esté descompensado...
Reinventarse y reinventar una nueva forma de vivir, bajo la presión de las amenazas que llueven de todas partes...
Habrá que mantener la " cabeza en alto", no hacer "movimientos bruscos", ser " disciplinada con la medicación" ," aprender a agacharse evitando los desequilibrios" y por encima de todo, acabar aceptando que todo es circunstancial y que esta sociedad nuestra casi funciona como el oído, con sus perfectos engranajes que nos permiten mantener el equilibrio y la vida en tres dimensiones, pero mientras todos ellos funcionan...
Sólo espero, que la Estrella Polar, siga señalándome...el Norte