"Aquel que no puede aullar, no podrá encontrar su manada." (Charles Simic)

jueves, 13 de octubre de 2011

Maururu Roa, Polinesia



En esta mañana calurosa de Octubre, me resulta todavía muy difícil poder escribir acerca de lo vivido porque se agolpan en mi alma sensaciones, azules, olores y por encima de todo ello, el impacto aún no digerido de la brutal belleza del Paraíso...
Dice Serrat en una bella canción que "los recuerdos tienen un perfume frágil que les acompaña por toda la vida" y estos recuerdos míos, amontonados aún sin orden ni concierto huelen a Tiaré, la flor delicada del paraíso...
Saben a pescado macerado en limón y leche de coco y a sal marina de aguas turquesas, mezclada mágicamente con lágrimas de emoción no contenida ante tanta belleza. Me alborotan el alma como el viento del Pacífico por los estrechos pasos de entrada del arrecife a la Gran Laguna me alborotaba el pelo...


Mis recuerdos escuecen como los rasguños en las piernas que los jardines de coral me han regalado,por nadar absorta entre miles de peces amarillos, y todavía tienen el sabor seco de la adrenalina circulando por mis venas entre tiburones y docenas de mantas raya...












Mis recuerdos me tiñen los ojos de las infinitas gamas de azul de La Laguna, de las doradas puestas de sol en Huahine, teñidas de rosas y violetas...



Mis recuerdos almacenan el marfil de las blancas sonrisas de la gente del mercado de Raiatea y son negros, grises, verdes , azules, como las perlas de Tahiti, o de  colores brillantes como los tapices de Bora Bora...



Y estos recuerdos míos, me llenan el alma de verdes inmensos, con sabor a nuez de Tamanu, en los minúsculos "motus"



Y navegan mis recuerdos, dejándose llevar por el viento del Pacífico Sur hacia playas de arenas blancas en Tahaa, protegidas por el mágico arrecife con jardines de coral que parecen no pertenecer a este mundo nuestro...






Y de nuevo, mi mundo es azul, me sumerjo en el azul y mis sueños materializados son azules...como mis ganas de jugar...con mi más de medio siglo a cuestas, pero ...azul...


Y como sigue diciendo el maestro Serrat, "los recuerdos, cuando sólo queda la memoria pura, son el esqueleto sobre el que construimos todo lo que somos, aquello que fuimos y lo que quisimos y no pudo ser".

Por eso, hoy que estoy lejos del Paraíso, de vuelta a la realidad cotidiana que dista mucho de ser azul en estos últimos tiempos en los que todo parece estar bajo un cielo gris amenazante de incertidumbres , mis recuerdos son el esqueleto de lo vivido siempre en busca del Gran Azul...


Y de la mano, firme, de aquellos a los que...amo...



Maururu Roa, Polinesia; gracias mil. Permanecerás grabada para siempre en mi alma como un inmenso tatuaje maorí y tus azules permanecerán en mis recuerdos para siempre porque son lo que soy y lo que fui y lo que nunca pude ser...



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