"Aquel que no puede aullar, no podrá encontrar su manada." (Charles Simic)

domingo, 20 de febrero de 2011

Sueños, islas...


Algo me dice que necesito con cierta urgencia volver a perderme por ahí...


Del mismo modo, desde hace algún tiempo ya, mis"rutas perdidas" siempre están relacionadas con islas y supongo que las islas algo encierran en mi subconsciente, algo que todavía no comprendo. Tal vez venga de la infancia y del primer libro que leí y releí decenas de veces: Robinson Crusoe, pero no necesito psicoanalizarme para saber que mi pasión por las islas está indefectiblemente unida a mi pasión por el Gran Azul.
Se me antojan lejanas ya Las Galápagos, las islitas del Mar de Andaman, las islas Caribeñas, y las últimas islas en Cabo Verde...
Y de nuevo, necesito mas agua, más tierra rodeadita de agua...
Ando en estos días contruyendo los perfiles de un nuevo sueño: Navegar por las islas de la Polinesia . Devoro rutas, imágenes bellísimas y opciones de navegación y definitivamente creo haber encontrado el modo de acercarme a un lugar tan lejano como la Polinesia , para poder navegar entre sus atolones, para poder volver a nadar con las mantas raya, para rodearme del Gran Azul...
Y recuerdo la frase de A. Yupanqui:
"Ninguna fuerza abatirá tus sueños, porque ellos se nutren con su propia luz. Se alimentan de su propia pasión."


Mis sueños se alimentan de su propia pasión...
Tal vez por ello y porque los persigo cuando nacen en mi interior, se han ido materalizando algunos y otro siguen ahí; en el horno del alma, cociéndose poquito a poco...




martes, 15 de febrero de 2011

Papeles , corazones, papeles...



Hay cosas, aparentemente sin importancia, que le reconcilian a una con el mundo de hoy; ese mundo que por momentos nos parece tan agresivo, tan carente de valores...


Alicante; 17,30horas, saliendo del parking en la Explanada de España cargada de carpetas. 
Tropezón en uno de los adoquines descolocados del suelo  y ¡¡zas!! : Carpeta llena de documentos que aterriza sin poder evitarlo en mitad del paseo, barrido por un viento de unos 15 nudos. Resultado: papeles volando a diestro y siniestro por toda la avenida, incluída la calzada en la que el semáforo luce verde para los peatones.
Y se produce "·el milagro": Un ejecutivo bien ataviado, el limpiabotas que estaba sentado a la espera de algún cliente con su cajita llena de cepillos y cremas de encerar; dos amas de casa, una pensionista y un extranjero en bermudas, más dos japoneses con su cámara colgada del cuello.. Todos ellos y alguno más que mi retina no alcanza a grabar, se dedican afanosos a recoger las hojitas, mientras yo corro de un lado a otro de la calle recuperando papeles, recuperando...
Presurosos, me van acercando, con una sonrisa comprensiva hojas sueltas, algunas pisadas en un intento de retenerlas y arrebatárselas al viento que juega con ellas como si fueran cometas de seda...
-Gracias,- muchas gracias,- mil gracias, repito con una sonrisa...En unos segundos, la treintena de hojas están en mis manos y el semáforo se ha puesto rojo para los peatones...
Me sitúo junto a ellos, que siguen sonriéndome benevolentes y vuelvo a repetir mi mensaje de agradecimiento, mientras no puedo evitar emocionarme. Las dos amas de casa, que han salido a andar un ratito en la soleada y venteada tarde me dirigen una mirada cómplice y les sonrío abiertamente...
El semáforo se pone en verde y cruzo la Explanada con un latido nuevo en el corazón...
Ordenaré los papeles antes de subir a la oficina,a la vez que ordenaré los sentimientos que la situación me ha producido...
En una tarde ajetreada de lunes, la vida me hace un guiño mientras sentada en un banco ante el portal de la oficina, coloco todo de nuevo en la carpeta verde...
Tal vez ellos hayan podido percibirlo; tal vez no haya conseguido transmitirles en mis agradecimientos o con mi sonrisa lo que he sentido, pero por encima de de todo, la tarde, que se me antojaba pesada, ha cambiado de color y ellos, los improvisados, son los responsables...
Y así, sin querer, un gesto de solidaridad colectiva nacida de un grupo de desconocidos, me recuerda de nuevo que por encima de todo, este mundo complejo por el que transitamos, nos regala instantes hermosos de complicidad, en un día  14 de Febrero en el que las calles y los comercios, de nuevo, se engalanan de corazones rojos...

domingo, 6 de febrero de 2011

El ritual del congelador...




Hace ya una temporada que me lo contaron en Madrid, porque Madrid es otra cosa y una, cuando sale de provincias, se da cuenta de que se actualiza...
Pues lo cierto es que además de conocer las últimas tendencias de diversos temas, la mayoría de ellos de esos que nos interesan más a las mujeres (para algunos frivolidades), me enteré que se practicaba un ritual "inofensivo" , cuando quieres quitarte a alguien de encima , cuando quieres neutralizar las males artes de alguno o alguna, cuando quieres que alguno deje de ser tóxico para otros, o simplemente cuando quieres dejarle fuera de algún combate en el que juega sucio: Vas y....¡¡LE CONGELAS!!


-Si tienes una foto, estupendo- me dijeron, y si no, escribes su nombre en un papelito, llenas un vaso con agua y sal gorda, metes el papelito o la foto y....¡¡Al congelador!!
Mano de santo, oiga...
En aquellos días en los que mi vida , atravesaba un desierto , un túnel en el que díficilmente se filtraba una luz, reconozco que pensé que la bobada en cuestión no estaba de más y que si congelando a un tipo o a varios, conseguía inutilizar sus artes, pues eso que llevaba adelantado jajajaj
Lo cierto es que tampoco tenía multitud a congelar , pero la tentación vive arriba y tenía un par de candidatos a convertirse en ...El hombre de los hielos...
Me imaginaba, con una sonrisa muchas veces, al tipo muerto de frío... y como a mí el frío me deja absolutamente inactiva, me parecía un argumento de...cierto peso jajaja
Imaginaba las neveras de algunos y algunas llenas de vasitos con contenidos inimaginables, frescos, fresquísimos, al fresquito del congelador de las malas artes, de las malas vibraciones, del despotismo, y me decía a mí misma que ojalá fuera cierto, que ojalá pudiésemos congelar a toda aquel y aquella que practica sin escrúpulos el arte de intentar atentar contra la estabilidad de sus congéneres.
Pero resistí estoicamente la tentación y en mi congelador "conviven amistosamente" los guisantes, las raciones de emergencia, frutas, algún que otro crustáceo y los helados aunque éstos últimos son los que antes desaparecen dada la caza y captura que mis hijos hacen de ellos.
Resistí, por más que la tentación me susurraba algún nombre, porque sigo creyendo firmemente en el equilibrio que la VIDA pone, tarde o temprano, a determinadas situaciones. Y es entonces cuando me aferro a la famosa frase: "No hagas nada; simplemente siéntate en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo", aunque no es la percepción de tener enemigos lo que yo vivo y por eso sustituyo el final por ...
"El cadáver del que en su día intentó convertirte en cadáver".
Hay muchas formas de morir por dentro y muchas clases de disparos: Unos atentan contra tu vida emocional, otros contra tu estabilidad, otros contra tu vida laboral , pero LA VIDA y el tiempo son excelentes guionistas y siempre ponen el final...adecuado. Y los buenos tiempos acaban llegando y se instalan en la vida de unos, mientras en la vida de los que atentan, la situación se invierte y acaban recogiendo lo que han sembrado.
Mi congelador sigue libre de vasitos, aunque quién sabe.... igual no está de más jajajaj.